miércoles, 31 de octubre de 2007

En plena boca del verano

Recuerdo que caminábamos por las calles mirando los traseros de las mujeres. Subíamos a propósito de buses llenos en verano para rozar a las chicas, que para esas épocas lucían las prendas más pequeñas y se traslucían los pezones como pequeños frutos florecientes. Todo el tiempo la pasábamos bien. Hasta pelearnos era interesante porque en las dos ocasiones que nos fuimos a los golpes, fue todo un reto tumbarte al piso. Claro, por tu corpulencia y práctica debido al barrio donde vivías perdí en esas ocasiones, pero en el fútbol yo siempre te ganaba. Pasamos un invierno entero mirando pornografía, desviviéndonos en gozosas maratones de películas con los nombres más extraños y divertidos. Nos gustaban ver mucho las parodias porno de la Bella Durmiente o la Mujer Maravilla. Recuerdo que un tiempo estuvimos con la misma chica sin saberlo. Cuando nos enteramos sin que ella lo sepa, le propusimos hacer un trío en un hostal cuando nos fuimos a una playa del sur. Épocas cuando me gustaba el sol. Ella estaba preciosa y tu también lo sabías. Tomamos unos tragos y ella se puso a llorar y decidió dejar de salir con nosotros. A los dos meses estuvo con otro chico, se enamoró por completo y salió embarazada y me contó hace poco en una carta que el pequeño lleva nuestros nombres. Ella dijo que le puso nuestros nombres porque ambos éramos complementos, tanto como amigos, así como para ella. Argumentaba el cliché de telenovela: en uno encuentra lo que le falta a otro. Ese niño crece en Italia, no se nada de ella ni del pequeño y menos de ti. Eso es lo que realmente me taladra el corazón. No se nada de ti y ahora que sale el sol tengo que caminar yo solo con lentes negros para mirar las anatomías femeninas sin que noten la presencia de mi visión lamiendo su superficie. No es lo mismo. Me dijeron que vives en España y estás perdido en varias drogas. Ni siquiera en una sola. Un día dijiste que te ibas para ser músico. Me enteré que ni siquiera gastas tu dinero para comprarte los discos que quieres, que vives de prestado, como todos. Por acá hay días enteros en los que preferiría que estuvieses para continuar caminando por las calles, ahora que esas resolanas caen sobre Lima. No es lo mismo mirar una nalga o un seno sin estar a tu costado. No es lo mismo esperar el verano para ir a la playa sólo para mirar mujeres ahora que esta estación llega tan amarga. No es justo no saber nada de ti, ahora que ni parientes vivos tienes y no hay nadie que me diga con exactitud qué es lo que te pasa.


El arrepentido

1 comentario:

Anónimo dijo...

TE RECOMIENDO UNA PORNO....RECARGADO EN TU MATRIX...DE PUTA MADRE